En los años 50,
la faja pasa a formar parte fundamental de la lencería femenina, dando a el
cuerpo la forma de una sirena. Curiosamente la mujer se deja seducir por un
nuevo estilo de corsé denominado avispero, esto se debe a la forma que les daba
a las mujeres de cintura de avispa. En 1947 Dior lanzo su nueva línea en la que
mostró vestidos enormes y largos. A los diseñadores no les importaba la
incomodidad que el corsé pudiera causar en los cuerpos femeninos, solo querían
seguir creando diseños hermosos a la vista de los hombres.
En
1950s los corpiños pasaron a ser cada vez más atractivos y encantadores y eso
es por la influencia de la industria del cine. Estrellas como Lana Turner
imponían modas con sus famosos corpiños, mientras que Jane Russel introdujo
corpiños que acentuaban otras partes del cuerpo.
Lana Turner
Jane Russell
Las enaguas
basadas en épocas antiguas, como el renacimiento, en 1950 retoman su esplendor
obligando a la mujer a usar enaguas superpuestas sobre sus faldas. Hasta que
las mujeres exigen la libertad de sus cuerpos y es así que una nueva industria
nace, la de los sujetadores y braguitas.
El
glamour de los 1950s una vez más pasó a revalorizar la figura del "reloj
de arena" para definir el cuerpo ideal de la mujer. Mitos como Marilyn
Monroe lanzan la imagen de mujer seductora y sensual, ayudada por las prendas
de vestir, el raso, las transparencias y las modas de la lencería.
Marilyn Monroe
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